El triunfo de la semana no olió a césped. Olió a electricidad, si es que la electricidad puede oler a algo. En Ponte Caldelas, todos habían acabado pagando de golpe las facturas de la luz que les reclamaba la empresa CHC. ¿Todos? No. En una pequeña aldea resistían dos casas dispuestas a aguantar lo que hiciese falta con tal de no ver pisoteado lo que creían justo. Lo hacían casi a oscuras porque les habían cortado el suministro. (...)
http://diariodepontevedra.galiciae.com/nova/80137.html
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