El café de Sebastián

Tampoco es para echarse las manos a la cabeza. El bar en el que toman café los miembros del Gobierno es un sitio al que no accedemos el resto de los mortales. Allí el expresso vale 80 céntimos. El pequeño problema es que el ministro de Industria, más moderno, no debe de ir a ese lugar. A donde él va, el café vale poco menos de 1,70, y ya entramos en otro nivel, que eso no se paga ni en la terraza del Carabela. Es la forma de Sebastián de minimizar la subida de la luz. Cada uno lo hace a su manera. Yo, por ejemplo, imito a mi padre, y ando por todo el piso apagando lo que otros han encendido diciendo aquello de «¿Tenemos acciones en Fenosa o qué?». Y eso que no me he dado por enterado de lo que dice Facua, que afirma que la subida será el doble de la que ha previsto el ministro Sebastián. O los de Facua calculan mejor o han pedido pastitas con el café. Para mí que es lo primero.