El modelo de ciudad

El gran logro de Lores durante estos 12 años ha sido la transformación urbana de Pontevedra. Imaginar la zona vieja llena de coches o las aceras con un tamaño de juguete casi supone un ejercicio de ciencia ficción. Pontevedra está preciosa, es indudable, y eso ha provocado un movimiento de orgullo por el resto de Galicia que se consigue ya sin necesidad de materializarlo con palabras. Porque cuando uno dice que vive en Pontevedra no necesita añadir nada más. Ante la admiración general, solo hay que asentir con la cabeza con cierto aire de suficiencia, como quien se sabe poseedor de un tesoro que, lástima, no disfruta el resto del mundo. Lores conoce ese poder de la reforma urbana y apela al voto del miedo. Si no está el BNG, viene a decir, se puede desandar lo andado. Es altamente improbable, al menos en lo que a peatonalización y ensanche de aceras se refiere. Tanto Louro como Telmo Martín saben que es una de las fortalezas de la ciudad. De hecho, Martín ya protagonizó un potente proyecto de humanización de calles en Portonovo cuando era alcalde de Sanxenxo. En Silgar, incluso, tenía una ilusión secreta: peatonalizar el paseo y construir un túnel por el que circulasen los coches. Aquel plan se quedó en nada. Pero cualquiera que lea su programa actual, con pico y pala en cantidades industriales, diría que se le quedó una espinita clavada, casi soterrada.