viernes, 24 de junio de 2011

Carpanta

Siempre he pensado que en lo alto de una escala de pequeños placeres íntimos debería figurar el oler unas brasas que acaricien unas sardinas o un buen churrasco. En esos casos me imagino disfrazado de Carpanta, con el aroma entrando por la nariz como dos hilillos y los brazos como dos alas que me llevan volando hacia un destino lleno de comida de verano, vuelta y vuelta, por favor. Me gusta San Xoán. Si el verano es una fiesta, San Xoán es la víspera, y no hay nada superior a una víspera bien organizada. Es como saltar con red, con un millón de oportunidades por delante si se fracasa a la primera. Porque el verano es largo en junio, se reduce en julio y se empequeñece en agosto, arena que se escapa entre los dedos sin remedio, el calendario siempre al acecho a nuestra espalda. Junio es el momento, la fecha marcada en rojo, aquí queremos estar, pingando no pan. Cual Carpantas voladores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario