sábado, 18 de junio de 2011

El regreso de El Puma

Firmado a cuatro manos con Manuel Jabois

Le llamaban El Puma, por José Luis Rodríguez, y se hizo famoso en 1993 porque, de la mano de una moción de cesura, acabó con el reinado del PP en Sanxenxo, que entonces dirigía Nieto Barros. La gestión de aquel equipo de gobierno fue tan aplaudida que, dos años más tarde, el Partido Socialista se aupó en solitario a una mayoría absoluta que hacía presagiar días de vino y rosas pero que acabó en escándalo atroz. Rodríguez Lorenzo se quedó a los pocos días sin tres concejales en medio de una bronca pública que dejó atónito al pueblo. Empezó entonces una larga y tortuosa travesía en la que sus enfrentamientos más duros y personales los reservaba para sus ediles descarriados, lo que un día le llevó a llamar a la Policía Local para echarlos del pleno. Se escudó en su concejal de confianza, José Antonio Aguín, y gobernó cuatro años repletos de minas con una cierta destreza para un casi novato. La precariedad de aquel Ayuntamiento poco tiene que ver con el de ahora, quince años después. Había dos dedicaciones exclusivas, la del alcalde y su segundo, y aquella austeridad también se proyectó de una manera u otra en la imagen exterior del pueblo. En verano, parecía imposible que Sanxenxo estuviera gobernado por aquel hombre que se paseaba por la carretera con un Mercedes antiguo que amenazaba con caerse a pedazos y que todavía tiene. Sobre él se proyectó la rumorología, y sus contrarios lo descalificaban llamándolo “ascensorista”, en relación a su empleo como comercial de Otis. Lo cierto es que Rodríguez Lorenzo entró y salió con el mismo empleo, y al cabo de un tiempo su empresa lo destinó a Canarias. La última imagen de él en la campaña de 1999 fue en el mitin del cierre en Portonovo. Soplaba un viento tremendo que le agitaba el pelo y él se esforzaba por hacerse oír en el puerto. Dos días después quedaría sepultado por la mayoría de Telmo Martín y sus promesas, y Rodríguez Lorenzo comenzó a evaporarse de la escena política, desgastado por
los cuatro años en minoría, con las bases del puerto deportivo ya puestos y la Madama, la escultura de dudoso gusto puesta encima de O Corbeiro, la roca emblemática de Sanxenxo, convertida ya en símbolo de la villa.

No se quedó a ver la gestión de Martín y dos meses después de las elecciones emigró a Tenerife. Fue allí, en las islas, en 2003, donde concedió una entrevista telefónica a este periódico en la que soltó un titular cada dos frases, otra de sus características. De al menos una de aquellas sentencias lapidarias se arrepintiría después, a tenor de los hechos. Dijo: «Nunca volveré a la política. No la echo en falta ni mucho menos».

Su regreso fue un vodevil que no hacía vaticinar nada bueno. Corría el año 2006. Se ofreció al PSOE para ser cabeza de lista, y, tras la negativa de Modesto Pose de revivir tiempos pasados y su incompatibilidad con Dulcinea Aguín, que representaba el futuro, le ofrecieron ser cabeza del Partido Galeguista por Pontevedra, lo que tampoco cuajó. En medio de las negociaciones hacia uno y otro lado, soltó otra machada de la que también renegaría: «En Sanxenxo solo me presentaré por el PSOE. Yo nunca iré en un partido independiente. Podré estar equivocado pero voy a morir con esas ideas. No me fío de ellos».

Solo pero no a la deriva, con un pequeño suelo electoral heredado de sus años de alcalde, se decidió precisamente a eso: a montar un partido independiente. La intención parecía clara: ser decisivo. No lo consiguió a la primera pero sí a la segunda. Y para estrecharse con su archienemiga Catalina González, la mujer a la que dirigió el dedazo Telmo Martín antes de coger los bártulos y marcharse a Pontevedra, y a quien Rodríguez Lorenzo lanzó sus palabras más duras durante el pasado mandato. Ahora está de nuevo en la cresta, con una concejalía, una tenencia de alcaldía y una dedicación exclusiva. El hombre que había mandado en Sanxenxo con mano de hierro y fina ironía no soportó perder y convertirse en jefe de la oposición, pero los años, o la vida, parecen haberle hecho recapacitar y ahora el único alcalde socialista que tuvo Sanxenxo será el concejal invitado del PP.

3 comentarios:

  1. Sanxenxo y O Grove: Dos exPSOE apuntalan los gobiernos del PP. Los dos mintieron. No eran cadáveres políticos, eran zombis que se laventaron del letargo para cobrar viejas facturas.

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  2. Foi o mellor alcalde, deixou o concello economicamente inmellorablem empezou o porto deportivo, o pazo de Rosalia de Castro, un instituro, un pavillon, e outros mais. Cumpleu a sua palabra, non votou a cati para alcaldesa (tal e como dixera nos mitines pois eu mesmo o escoitei), pero sempre dixo que non pensaba gañar as eleccions (loxico con un partido independiente); pero si estar no governo. UN FENÓMENO o cal alguns critican dende o anonimato e a envidia,claro

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    1. Eso lo dirás tu artistilla!!! Este señor se dedicaba a hacerse el pobretón por el pueblo durante sus años de mandato, gastándose el dinero de todos los vecinos con su amante del cruceiro de a subida a Digna de Portonovo. Años después cuando no quedaba dinero en el ayuntamiento este señor escapó pidiéndole a la empresa que lo destinara para las Islas pero con el maletero de ese mercedes que aún tiene (bien cargadiño). Ahora, hace unos meses escuché en un miting de su preciosa boca que nunca se juntaría a Catalina pero... la pela es la pela... Un besiño y con amor para Anónimo de Anónimo si no eres el mismo que está ahora paseándose en una moto de mas de 7.000 euros por el pueblo y gastando el dinero que ganas en los plenos en los que callas por dinero, en la ruta del bacalao de sanxenxo...desde el Marlima, pasando por la Madanma y acabando con el señor baleiron en el antiguo super el puerto alias a de Nacho.

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