jueves, 29 de abril de 2010
Un quiero y no puedo
Fue un intento imposible que sólo vio la esperanza en los últimos cinco minutos. La derrota duele más así, porque las opciones fueron pocas, una pelea constante contra el muro. El partido se había diseñado como una película de Hollywood: el gran enemigo en frente y un estadio a favor en busca de la leyenda. Lo malo era el reverso de la moneda: perder en ese escenario contra un equipo de hombres curtidos y sufrir la celebración del villano en la cara. En ese guión había goles, pero no llegaron hasta el final; se esperaba a Messi, desaparecido, finalmente sólo un par de frases de actor secundario; y se echó de menos a Iniesta y a un delantero centro vestido de azulgrana. Lo que quedó fue el desánimo, la oportunidad perdida y el deseo entre la afición de que la eliminación no afecte a la Liga. Lo último que les falta es un puñetazo de autoestima madridista cuando el campeón aún se levanta del KO.
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