miércoles, 9 de junio de 2010
La huelga
La convocatoria de paro de los trabajadores públicos ha dejado tocados a los sindicatos. El ensayo antes de la huelga general ha sido poco menos que un fracaso y eso los coloca en una situación de debilidad de cara a negociaciones futuras, sobre todo, en lo que respecta a la reforma laboral. Los sindicatos tenían una medida de fuerza en la manga: su capacidad para pegar un puñetazo encima de la mesa y paralizar el país entero; ahora se ha descubierto que ni si quiera han sido incapaces de paralizar a los funcionarios. Si, como parece, el Gobierno de España acaba aprobando la reforma laboral por decreto no tendrá más miramientos que los propios de un Ejecutivo socialista, signifique lo que signifique eso hoy en día en el palacio de La Moncloa. A Zapatero no le asustará una huelga general, ya no: los sindicatos han mostrado sus cartas y no llegaban para una mala mano.
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