jueves, 17 de junio de 2010
La Roja
Faltaba un pequeño traspiés para que toda la credibilidad de La Roja se viniese abajo, toda esa racha de victorias, todo ese juego infinito quedaron en nada tras el partido de Suiza. España es así: de la prepotencia al pesimismo en medio segundo. Es el mismo país que se cebó con la selección de baloncesto durante el pasado Europeo, justo antes de que el equipo empezase a funcionar y acabase llevándose el campeonato sin demasiados sufrimientos durante la fase decisiva. Ahora una parte de España ha pasado de dar el partido por ganado antes de jugarlo (incluso durante: «llevamos más del 70% de posesión, el dominio es absoluto») a decir que podemos ir haciendo las maletas. Poco espacio para el camino del medio, para creer que se ha perdido un partido pero que aún se puede ser incluso primeros de grupo, para dar crédito a un grupo de jugadores enormes que, seguro, van a saber competir en este Mundial.
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