"Mark Webber, Vettel, Hamilton y Fernando Alonso apuraron su relación de marchas y me sobrepasaron sobradamente. Tras un rato de carrera la señal del peaje indicaba que se aproximaba el fin de la autopista. Ordenadamente,según nuestros puestos de carrera salimos dirección Pontevedra, pero yo, advertido de las peculiaridades del "tramo especial" reduje prudentemente mi velocidad hasta los 30 km/hora. En cuanto llegamos a la Avenida Webber, Vettel, Hamilton y todos los demás levantaron el vuelo con los badenes: Webber se destrozó contra otro vehículo que circulaba en dirección contraria, tras saltar al mediana, Hamilton se hundió en el Lérez y Vettel volcó estrepitosamente contra el asfalto.
Las terrazas estaban llenas y la gente se levantó sorprendida de sus sillas a contemplar el espectáculo, mientras sus raciones de gambas se enfriaban y sus cervecitas recién servidas se calentaban... yo reduje mi velocidad y atravesé triunfalmente los badenes a 10 km/hora, sorteando los vehículos incendiados donde los pilotos en llamas suplicaban ayuda a gritos.
Las ambulancias llegaron a la media hora y ya nada se pudo hacer por salvarles la vida. Alguien dijo que eran autónomos y por eso iban tan deprisa, pero yo, como soy funcionario no tenía necesidad de correr tanto. A fin de cuentas... ¿qué más da llegar una o dos horas más tarde a la Consellería? ¡Total, para lo que hay que hacer! Y además, ya era casi la una de la tarde, así que decidí aparcar en el parking de la plaza de abastos (puedo justificar el ticket como gasto de desplazamiento y me lo reembolsan) y me fui yo también a tomarme una cervecita bajo el parasol de una terracita en aquella radiante mañana soleada, mientras esperaba la llegada de las ambulancias. Cuando iba por la segunda caña, llegaron, pero ya estaban todos muertos...
"Mark Webber, Vettel, Hamilton y Fernando Alonso apuraron su relación de marchas y me sobrepasaron sobradamente. Tras un rato de carrera la señal del peaje indicaba que se aproximaba el fin de la autopista. Ordenadamente,según nuestros puestos de carrera salimos dirección Pontevedra, pero yo, advertido de las peculiaridades del "tramo especial" reduje prudentemente mi velocidad hasta los 30 km/hora. En cuanto llegamos a la Avenida Webber, Vettel, Hamilton y todos los demás levantaron el vuelo con los badenes: Webber se destrozó contra otro vehículo que circulaba en dirección contraria, tras saltar al mediana, Hamilton se hundió en el Lérez y Vettel volcó estrepitosamente contra el asfalto.
ResponderEliminarLas terrazas estaban llenas y la gente se levantó sorprendida de sus sillas a contemplar el espectáculo, mientras sus raciones de gambas se enfriaban y sus cervecitas recién servidas se calentaban... yo reduje mi velocidad y atravesé triunfalmente los badenes a 10 km/hora, sorteando los vehículos incendiados donde los pilotos en llamas suplicaban ayuda a gritos.
Las ambulancias llegaron a la media hora y ya nada se pudo hacer por salvarles la vida. Alguien dijo que eran autónomos y por eso iban tan deprisa, pero yo, como soy funcionario no tenía necesidad de correr tanto. A fin de cuentas... ¿qué más da llegar una o dos horas más tarde a la Consellería? ¡Total, para lo que hay que hacer! Y además, ya era casi la una de la tarde, así que decidí aparcar en el parking de la plaza de abastos (puedo justificar el ticket como gasto de desplazamiento y me lo reembolsan) y me fui yo también a tomarme una cervecita bajo el parasol de una terracita en aquella radiante mañana soleada, mientras esperaba la llegada de las ambulancias. Cuando iba por la segunda caña, llegaron, pero ya estaban todos muertos...
Josele presidente.
ResponderEliminar