viernes, 8 de octubre de 2010

Querido Mario:

Querido Mario:
Ayer ganamos el Nóbel. A ti te llamaron por teléfono desde Estocolmo y yo lo vi en Internet. Tú dirás que ya no contabas con premio, pero yo no perdía la esperanza, los devotos fanáticos somos así: creemos en los ídolos hasta el final. En el fondo tú también lo esperabas. Un día vi aquel hueco en el aparador, entre el Cervantes y el Príncipe de Asturias, y ya entonces me imaginé para qué era. El Nóbel llega tarde, sí, pero en el fondo deberás reconocer que todo te ha venido rodado. El mes que viene sacas El sueño del Celta y esto casi parece una operación de marketing. De todos modos, sigo fiel a mi compromiso de no leer más de un libro tuyo al año, por lo que no lo empezaré hasta Nochevieja, después de las campanadas. Así me duras más tiempo, hazte cargo. El cupo de 2010 se lo llevó Conversación en la Catedral. Lo leí en verano, entre caña y caña, para descansar el codo en el brazo del sofá. La sensación, la habitual, la misma que con La Fiesta del Chivo y Pantaleón y las Visitadoras: la envidia, para qué te voy a engañar, ser consciente de que por mucho que me esfuerce, jamás podré hacer algo parecido.
La verdad es que no tengo mucho más que contarte. Por aquí, por Pontevedra, imagínate, todo el mundo muy contento. Ya se rumorea que en Cronopios van a dedicarte todo un escaparate y que Alfaguara va a reeditar tus mejores novelas para hacer caja. Lo normal. Me gustaría poder invitarte a la Feria del Libro de la ciudad, pero, como no hay desde hace años, iba a ser un poco absurdo. Si tienes hueco después del viaje a Estocolmo, nos vemos en Madrid y te cuento por qué cerró la Michelena. Hay quien dice que fue porque tenían tus libros un poco llenos de polvo y en los bajos de una estantería. Yo, personalmente, no creo que fuera la causa principal, pero todo ayuda. Igual, como también decías tú, habían dado el Nóbel por perdido. Afortunadamente, se equivocaron.

3 comentarios:

  1. Ya ves, los primeros en ciudad treinta y no tenemos Feria del Libro. Algo no me coincide querido Adrián.

    Estupendo artículo.

    ResponderEliminar
  2. Estimado Adrián; como vosotros, yo también lo esperaba y me alegro. No sólo por su maravillosa literatura, sino por esa pasión contagiosa, que transmite también cuando habla, y que estimula la curiosidad y las ganas de seguir leyendo. Se ve que este año no había ningún escritor nor-coreano, gabonés o de otro país o continente con "amplia tradición literaria " al que compensar o con el quedar como verdaderos "gourmets literarios" y han hecho justicia.
    A ver si este si este no da positivo... y nos acaba dando otro disgusto, que esto es un sin vivir...

    ResponderEliminar
  3. Qué buen artículo y qué buen comienzo. Ganó él, los hispanohablantes y los que hemos leído algunas de sus obras. Un saludo!

    ResponderEliminar