sábado, 26 de julio de 2014

Los cinco pilares del Carabela

Ha sido una lucha silenciosa, casi se diría que subterránea, que el Carabela ha ido perdiendo como Olano fue perdiendo media docena de Tours, minuto a minuto. Hablamos de Historia de Pontevedra, así que lo mejor, para no perdernos y saber dónde ponemos los pies, sería empezar por el principio. El principio son un puñado de periódicos viejos y amarillos. Porque si se consultan las hemerotecas en busca de los orígenes de la hostelería local, siempre se acaba uno topando, antes o después, con el Savoy y el Carabela y, por extensión, con sus camareros de leyenda, Paquito y Eloy.
Ese equilibrio de poder se fue al garete cuando el Savoy echó el cierre y mantuvo la verja puesta durante casi una década. Ahí llegó el monopolio absoluto del Carabela, que apenas se inquietaba, mínimamente, por Los Soportales, allá a lo lejos, en otra Liga. No se veían más bares a la redonda. El Tío Gilito, aunque también fuese capaz de servir gintonics, no contaba.
 
Las cosas empezaron a cambiar cuando abrió el San Francisco, (...)
 

lunes, 21 de julio de 2014

La canción de Nel y Tinaia

En Areas no hay partidos de fútbol en la playa con un mínimo de organización. Lo máximo, en la franja más cercana al río, una pachanga improvisada por siete u ocho. Si hubiera partidos de verdad y ustedes se animaran, si se impusiese lo del rey de pista y esas reglas callejeras, más les valdría no encontrarse con los chicos del chiringuito y las pedaletas. Porque allí, camuflados como Clint Eastwood en Sin Perdón, en bermudas, se esconden dos futbolistas a través de los que se puede recorrer España sin utilizar la Guía Campsa, solo con el nombre de los equipos en los que han jugado. Nel y Tinaia, treintañeros, de la plantilla del Sanxenxo, con más batallas que Alatriste. Ojo con ellos.

Nel tiene 37 y por momentos parece que presume de edad, (...)

http://diariodepontevedra.galiciae.com/nova/346678-cancion-nel-tinaia

martes, 15 de julio de 2014

Los cinco retos de Jacobo Moreira

Jacobo Moreira ya es el candidato in pectore del PP de Pontevedra después de su elección como presidente local. Ha sido la culminación de una carrera plagada de obstáculos que le pone en la línea de salida de cara a las municipales con el cuerpo lleno de cicatrices y heridas, pero también con una cualidad por encima de todas: una capacidad de aguante y encaje a prueba de bombas. Estos son los cinco retos que tiene ante sí para no naufragar por completo en el mes de mayo.
1. Unificar el partido (...)

http://diariodepontevedra.galiciae.com/nova/345700-cinco-retos-jacobo-moreira

sábado, 12 de julio de 2014

Si es tan solo amor

Las relaciones de pareja son complicadas. Hay días en los que uno se levanta decidido a hacerlo todo bien y de repente se da cuenta de que ya ha metido la pata tres veces antes del desayuno. Suele ser sin querer, lo que en política es imposible porque en ese caso todo sucede queriendo. Ahí tienen el bipartito de Pontevedra, que por momentos parece un matrimonio resabiado y sin ganas, con broncas continuas en una sucesión de amagos y golpes que dejarían tieso a Muhammad Ali, pero cuyos integrantes nunca permiten que las maletas bajen de lo alto del armario.
Lo importante, pese a los encontronazos, que no voy a detallar aquí porque este artículo solo ocupa una contraportada, es respetar los acuerdos. En política y en la vida, ojo. Mi tío Pepe, que ya busca las bodas de diamante porque no se conforma con las de oro, me lo explicó un día muy clarito: «Tu tía y yo tenemos un pacto (...)
 

martes, 8 de julio de 2014

Catalina González: "Lo he pasado mal, muy mal. La imputación fue un impacto terrible"

Le queda un año antes de abandonar el despacho de la Alcaldía de Sanxenxo. De carácter fuerte, avisa de que no bajará el pistón en los meses que le quedan por delante y no se muerde la lengua al hablar de las imputaciones judiciales y de sus consecuencias, del futuro del partido o de sus relaciones con Rafael Louzán o Paz Lago
la noticia de que no será candidata en las elecciones municipales del año que viene la dio este periódico hace una semana. Desde entonces, Catalina González Bea (Sanxenxo, 1965), no ha parado de recibir llamadas.
¿Alguna de esas llamadas le ha hecho especial ilusión?
No. Me ha llamado mucha gente de aquí, vecinos y amigos que me han parado por la calle, pero lo de dejarlo es algo que ya había dicho en 2011, esa era mi intención, así que no creo que haya cogido a la gente por sorpresa.
¿Del partido no le han llamado muchos compañeros?
Del partido me han llamado amigos, no jefes del partido. Amigos alcaldes y gente en otros puestos. Llamadas, mensajes...
¿Hay alguna posibilidad de que dé marcha atrás? (...)

http://diariodepontevedra.galiciae.com/nova/344138-he-pasado-mal-mal-imputacion-impacto-terrible

sábado, 5 de julio de 2014

Globos, monedas, sonrisas

Un niño enfila la calle Peregrina a lomos de un patinete mientras esquiva peatones, como en un videojuego, y habla a gritos con su madre: «¡Hoy sí que está el Payaso Pimpón!». Se acerca ilusionado. No quiere nada. Solo hablar. Así que los dos, uno en su patinete y otro en su silla, bromean durante unos segundos y se cuentan sus cosas antes de chocar las manos para despedirse. Viejos códigos, se supone, que tienen por lo menos tres semanas de antigüedad, media vida a los ojos de un niño. Esta vez no hay propinas ni globos en figuritas, aunque suele ser lo habitual en los dos metros cuadrados que ocupa el Payaso Pimpón a la entrada de la zona vieja. Porque es a eso a lo que se dedica este hombre con aspecto bonachón, a regalar globos, sonrisas y piruletas a cambio de la voluntad. Eso sí, para despistados, gente que creía que aquello era una ONG, colocó hace unos meses un letrero que advierte: «Vivo de esto».
 El Payaso Pimpón es Ramón Ambite, un catalán de Sabadell que antes que fabricador de sonrisas fue pescador, escayolista y butanero. Ahora es payaso, porque el paro es jodido y el oficio lo lleva en la sangre. «Se puede aprender, pero hay que tenerlo dentro», dice antes de que le explote un globo y rompa a cantar desafinado, como ahuyentando los malos aires. (...)