miércoles, 8 de septiembre de 2010

Otoño

Cuatro gotas. Sensación de otoño. El calendario dice que es verano. Miente. Me he puesto las botas de agua, hundidas en el fondo del zapatero, y huele todo el día a Gore-tex como si me lo hubiesen inyectado en la nariz. Todo sigue igual que el otoño pasado. Me han caído cinco supergotas como una ráfaga de metralleta al bajar por Loureiro Crespo. Una ha entrado por dentro de la camisa. Bola extra para el tirador, sensación de escalofrío para mí el resto del día. En Marín se ha inundado la calle Calzada, en unas semanas un temporal se llevará un poco de arena de la playa de Silgar para devolverla después. Lo dicho: todo igual. Voy a sacar la manta del armario e incluso es probable que duerma con pijama y cene un cola cao con galletas. Normalmente me gusta el otoño, la sensación de ponerme el primer jersey después del verano. Hoy no. Hoy, ya ven, me molesta septiembre.

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