Sostiene un antiguo compañero que editar un libro recopilando columnas es un tremendo fraude. Cree que se trata de artículos ya publicados, ya leídos, y que ese ejercicio de selección no deja de ser un gran autoplagio y un engaño a los lectores, a los que se les cobra por segunda vez. Más o menos como Jarabe de Palo: escribiendo siempre la misma canción.
Bernardo Sartier es reincidente, mea sobre mojado, porque además de recopilar las columnas ya publicadas, desvela sus costuras y las pone al descubierto sobre el teclado: «Mi intención es, como en un día de la marmota literario, escribir siempre la misma novela, el mismo libro de relatos, que era lo que hacían mis héroes, o sea, cincelar sus historias sobre el recuerdo y la infancia en un bucle estilístico sin solución».
Lo que hace Sartier es regodearse en la melancolía, acurrucarse en un sofá de la calle Fernández Ladreda, modelo años 70, y desde ahí disfrutar de la nostalgia, sabiendo que ese sentimiento es falso, que en ese tiempo que añora lo mazaban a hostias en el colegio y que la vida, en general, era bastante más dura. Sartier lo sabe, pero a él le gusta quedarse en ese espacio ficticio, degustarlo como degustaba Cifra su filete en Matrix: irreal pero delicioso.
Conozco esa sensación. (...)
http://diariodepontevedra.galiciae.com/nova/364540-canciones-pop-fernandez-ladreda
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