sábado, 25 de enero de 2014

Informe Cholo

Imagine que Michael Jordan hubiese desaparecido a mediados de los 90 sin que se supiese nada más de él. Cero. Niente. ¿No es capaz? Claro, usted tiene Whatsapp en el móvil y Skype en el ordenador y eso le parece imposible. No le entra en la cabeza. Cómo iba a desaparecer. Un teléfono dejaría, al menos. Pero no. Nate Davis, Jordan antes que Jordan, la estrella del OAR, el máximo anotador de las primeras ediciones de la ACB, se esfumó la Navidad de 1985. Lo sé muy bien. Ahora estoy a solo dos generaciones de disponer de vaso propio en La Navarra, como presume ‘Petete’, pero en aquel entonces yo vivía en Ferrol. Un renacuajo. Cantaba con mi hermano ‘Somos la leche’ y preguntaba por la inminente nacionalización de Nate Davis en un momento colectivo de excitación, cuando los ignorantes hablan como catedráticos.
Todavía en lo mejor, con 32 años, el ídolo de la ciudad desapareció. No les voy a contar lo que pasó después. He visto cuatro veces el documental de Informe Robinson, ‘Yo vi jugar a Nate Davis’, enseñándoselo a familiares y amigos que aguantaban los 46 minutos con estoicismo y sin protestar. He llorado las cuatro. Imposible evitarlo.
Nate Davis volaba. Lo juro. Encaraba el aro como un huracán. Lo pueden ver en el documental, que rastrea España en busca de las huellas de dinosaurio que dejó el jugador, un despliegue de medios y recursos que impresiona y que representa lo que debe ser la televisión deportiva de calidad.
Bien. A estas alturas de la contraportada usted se debe de estar preguntando que qué pinta un americano que jugó en Ferrol en una sección que lleva por título Pontevedreando. (...)

http://diariodepontevedra.galiciae.com/nova/305771-informe-cholo

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