Telmo Martín y su jefe de prensa, Juan Carlos Martínez, discutieron la tarde anterior a la llegada del Rey el 5 de septiembre del año 2000. El entonces alcalde de Sanxenxo tenía claro que debía recibir a Don Juan Carlos con traje y corbata. Su asistente insistía en que no, que se trataba de una visita no oficial en la que el protocolo y las formas se iban a relajar mucho. «¡Es el Rey!», argumentó Telmo Martín. «¡Cómo no me voy a poner corbata!». «Pues yo creo que, como mucho, deberías llevar una chaqueta», le dijo Martínez. Al día siguiente por la mañana, a hora y media de la llegada del monarca, Telmo Martín acabó de convencerse: la corbata se quedaba en casa. Vestiría una chaqueta azul marino y una camisa amarilla. Esos dos eran los colores corporativos del ayuntamiento y el guiño tenía su aquel. La conversión de Telmo a la idea de su jefe de prensa fue de tal calibre que al hablar con el entonces delfín de Fraga, Xosé Cuíña, que venía en coche de camino, le espetó que cómo se le ocurría venir con corbata.
Cuando Don Juan Carlos bajó de su BMW se vio que la etiqueta estaba de más. Vestía de sport, de navegante. En la planta inferior del Club Náutico lo esperaban Telmo; el delegado del Gobierno, Arsenio Fernández de Mesa, y el presidente de la Xunta. La escena fue digna de ser grabada. Toda la comitiva (...)
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